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Para qué sirven los intelectuales

Un intelectual debe ser una persona que use el intelecto en las mejores causas sostenibles y sustentables, es una persona que tiene un intelecto cultivado pero que sigue el principio de Gandhi de que “el talento sin probidad es un azote” por lo que necesariamente el talento debe estar sustentado en lo ético, en lo Justo y un apego con alguna ideología o lucha social que los conecte con el equilibrio social y natural de todo lo que existe.

Sin embargo mueve a preocupación el hecho de que tengamos una nómina tan abultada de alegados y confesos intelectuales, no obstante haber emitido por decreto una revolución educativa, como si fuera posible hacer una revolución por designación como maquillaje. Además, del gasto más grande de la historia sin resultado alguno supuestamente para educación, así lo certifica el último estudio PISA que nos coloca en el peor puesto de los sistemas educativos del continente americano.

Agravándose con el despilfarro en nóminas, banqueteos, edificaciones sobrevaluadas que no resisten el primer aguacero; aplicando la supuesta tanda extendida para que los muchachos puedan bostezar y cherchar hasta las cuatro de la tarde sin recibir los conocimientos que merecen ni dar la debida formación a los docentes o con ausencia de ellos en muchos centros.
Esta posición servil y cortesana de los intelectuales dominicanos le ha quitado muchas oportunidades y le ha sumado mucho derrotero al Estado, en vez de ser gente preclara, pensadoras, ilustradoras, inspiradoras de las masas como el caso de un Sócrates, Cicerón, el patriota Juan Pablo Duarte, Andrés Bello, Domingo Faustino Sarmiento, el maestro de América Américo Lugo, Pedro Henríquez Ureña, Juan Bosch y Peña Gómez, entre otros; hay una casta nueva de intelectuales de la posmodernidad y en la vida contemporánea, o como lo diría Enrique Dussel pensador argentino-mexicano, de la transmodernidad.

La intelectualidad dominicana pertenecen a todos los partidos y bollan en todos los inodoros del sistema estercolero que persiste, porque son de corcho y casi siempre asienten con la cabeza a lo que están oyendo, no escuchan no estando de acuerdo, no entienden nada, pero con asentir hacen parecer que están de acuerdo simulando a un insensible limpia vidrio, consintiendo sin importar la postura que se le exprese. Lo cierto es que no asumen posturas públicas comprometedoras y abiertas; escasamente presentan declaraciones en una u otra coyuntura de compromiso social, pero la realidad es que su objetivo principal es brillar y trascender propagandísticamente en el servilismo cortesano y lamentablemente ese accionar le ha perjudicado mucho a la nación.

Tradicionalmente los intelectuales dominicanos han apoyado lo peor y se han apandillado en contra de las masas que para nada les interesan siendo indolentes ante su pueblo y claro que esto que estamos develando es como un fatalismo, pero que tiene honrosas excepciones.

Muchas veces los intelectuales apoyan las decisiones más negativas y nefastas para la sociedad, están enquistados en los diferentes consejos directivos, cobrando en varias nóminas, ONG, universidades, pero muy apartados de la idea y rol de lo que debe ser un intelectual prospectivamente.

Dios les bendiga siempre, pueblo dominicano. Todo por la patria.

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